Pachuca.- Transcurridos 40 minutos de juego era hasta increíble que el Pachuca no tuviera al menos tres goles de ventaja, así que su afición cantó “tiene miedo, el Ame tiene miedo” para describir la parálisis del rival.
Por eso, camino al vestidor para el descanso, Érick “Chiquito” Sánchez jalaba con todas sus fuerzas al portero Carlos Moreno, quien pesa 18 kilos más y lo supera por 23 centímetros y el cual era una furia por un empate que sabía a derrota, por eso hasta Emilio Rodríguez se tapó el rostro con su playera, quizá al recordar su remate al poste, en el 1-1 que habría de ser definitivo en la Ida de los Cuartos de Final.
Si América no reaccionaba desde lo futbolístico, quizá lo haría desde lo anímico. El gol de Henry Martín, al 45’+2′, era demasiado premio para un equipo que no se reconoce en el espejo, que abusaba del pelotazo e impreciso en pases de rutina, como ese que perdió Álvaro Fidalgo y que habría de dar la ventaja a los Tuzos con el gol de Salomón Rondón.
Hasta el portero Luis Malagón parecía otro. Después del primer gol, escupió la pelota en un tiro larguísimo de Deossa y tuvo suerte de que el rematador se apellidara Micolta y no Rondón, y después se pasó en un tiro de esquina. Cuando milagrosamente desvío un remate de Alan Bautista, golpeó el césped con los puños, la imagen de la impotencia.
Después de la eliminación en Concachampions se esperaba a un América herido, no aturdido.
Unas Águilas tan distintas que Julián Quiñones fue suplente y que Jonathan dos Santos ya no jugó el segundo tiempo presumiblemente por problemas musculares, que Diego Valdés no agarra la pelota y Henry no gana pelotas de espaldas a la portería.
El Pachuca fue punzante aún sin el suspendido Oussama Idrissi, dinámico, repleto de confianza tras doblegar al América en la Concacaf. Solo que el gol de Henry no solo igualó la pizarra, sino también el trámite del juego porque el complemento habría de ser un duelo más parejo, sin demasiados sobresaltos en las porterías, quizá solo ese gol anulado a Rondón por fuera de lugar, la tercera que le ocurre lo mismo en menos de una semana, y un empate que obliga a Pachuca a ganar el sábado en el Azteca o de lo contrario perderá la hegemonía ante unas Águilas a las que dejó con vida.